Por un momento, dudé. En los tiempos que corren, 40 € por un concierto de un grupo nacional me parecía excesivo. Pero se trataba de Vetusta y del fin de gira de "Mapas". No me lo podía perder. Así que ni los 40 € que valía la entrada ni las más de dos horas de colapso de la página de entradas.com me echaron para atrás. Lo intenté una y otra vez y, finalmente, lo conseguí o, mejor dicho, lo consiguió mi hermana: dos entradas en tercera fila para el pase del sábado a las 18:15 h (las entradas de pista para las 21:30 h parecía que ya no existían). Y qué si era la hora de la merienda. Tenía que estar allí y lo estaría.
Poco después me enteré de que no sería un concierto de fin de gira normal. Los de Tres Cantos tocarían acompañados por la Orquesta Sinfónica de la Región de Murcia. Los 40 € ya no me parecían tan excesivos. Iba a poder disfrutar de más de medio centenar de personas interpretando las canciones de Vetusta. Bien mirado, resultaba hasta barato, en concreto, menos de un euro por músico.
Y llegó el día. Sábado 27 de octubre. 18:15 h. Teatro Circo Price. Ya había estado allí antes. Concretamente, el 1 de mayo de 2009. En esa ocasión, no había sillas, ni violines, ni sección de viento, pero la emoción que me embargaba era la misma.
Primero, salieron Pucho y Guille con su guitarra acústica, solos, sin ningún tipo de acompañamiento, para interpretar "Pequeño desastre animal". Un silencio sepulcral se apoderó del Price. No se oía ni el vuelo de una mosca. La magia había comenzado con una vuelta a los orígenes más simples. Voz y guitarra. Nada más. Con eso bastaba para encandilar a un público que casi ni se atrevía a respirar, mucho menos a moverse.
A continuación aparecieron el resto de los miembros del grupo para continuar interpretando en formato acústico temas tan emblemáticos como "Los buenos", "Autocrítica" o "Al respirar".
Finalmente, "Mapas", la canción que da título a su último trabajo, cerró esta primera e íntima parte del concierto, dando paso a esa fusión magistral entre el pop-rock indie de Vetusta y la música clásica de la Orquesta Sinfónica de la Región de Murcia. El milagro ya se había producido con anterioridad, en el Conservatorio Narciso Yepes de Lorca. Había podido disfrutar de él cuando la banda colgó el concierto íntegro en internet. Aunque, obviamente, no era lo mismo que oírlo en directo, ya me había hecho una idea de lo que me esperaba. Aún así, mis expectativas fueron ampliamente superadas desde la primera canción, una soberbia y envolvente "Escudo humano", que sirvió de aperitivo a todo lo que vendría después.
"Rey sol", "Canción de vuelta", "Maldita dulzura", todas sonaban igual y, al mismo tiempo, completamente distintas. Una orgía musical reverberaba en las paredes y en el techo del Circo Price, envolviendo a los espectadores y multiplicando por mil la fuerza de las metáforas de esas canciones que, cuanto más escucho, más polisémicas y geniales me parecen.
"En el río", "Copenhague" (a la que Pucho casi no llega a tiempo, tras una carrera desde el backstage), "Un día en el mundo". Un repaso y reinterpretación de lo nuevo y de lo viejo, de la historia de Vetusta, de su pasado, su presente y su más inminente futuro.
"Boca en la tierra", "Sálvese quien pueda", "Saharabbey Road" (con chiste de Pucho respecto de la incapacidad de los cantantes para saber cuándo tienen que entrar, después de ciertas dificultades para comenzar la canción) condujeron a esa joya sin incluir en ninguno de sus dos LPs, esa magistral "Iglús sin primavera" que hacía tanto tiempo que no escuchaba en directo y que allí, envuelta por toda una orquesta sinfónica, sonó más mágica que nunca.
Como también fueron mágicas la cinematográfica "Baldosas amarillas" y la soberbia "Los días raros", que al ritmo de violines galopantes puso fin a esta segunda parte de un concierto que, para delicia de todos los presentes, ya se acercaba a las dos horas.
Tras una breve y necesaria pausa, un vídeo resumen de lo que había sido la gira de "Mapas" dio paso de nuevo a los chicos de Vetusta que, otra vez solos, pusieron fin a esta mágica tarde con cuatro de sus himnos de guerra: "Lo que te hace grande", "Valiente", "El hombre del saco" y "La cuadratura del círculo", canciones que nos pusieron a todos definitivamente en pie y que nos hicieron bailar igual que tres años antes en el mismo lugar y con los mismos protagonistas.
Y así acabó para mí esta maravillosa gira de "Mapas", que había comenzado en la Sala Bikini de Barcelona el 10 de mayo de 2011, para continuar dos días después en la Sala Razzmatazz, en el Arenal Sound 2011, en septiembre en Guadalajara, dos días de diciembre en La Riviera y, ya en 2012, en el BBK, en Alcalá de Henares y en el Sonorama (espero no dejarme nada en el tintero).
Y ahora que todo ha terminado y que sus seguidores no sabemos cuándo podremos volver a disfrutar de sus directos, sólo puedo decir que en todos y cada uno de sus conciertos mis altas expectativas se han visto ampliamente superadas y es que si hay un grupo en España cuyas canciones suenen mejor en directo que en el disco ése es éste. Así fue como me conquistaron allá por el año 2008 en aquella atestada Plaza del Trigo y así es como me han seguido cautivando desde entonces.
Háganme caso. Si quieren gastarse 40 € en un concierto, éste es un valor seguro.