No hacía mucho desde el último concierto de The New Raemon en la capital y, sin embargo, muchos de los que estuvimos en la Sala El Sol nos quedamos con un agridulce sabor de boca, pues se hace raro escuchar a Ramón Rodríguez y no oír algunos de sus himnos más clásicos.
Puede que a él también se le hiciera raro no cantarlos o que, simplemente, decidiera hacer alguna concesión a su público más antiguo. El caso es que el 15 de febrero en Joy Eslava el repertorio fue mucho más equilibrado que justo tres meses antes y, aún así, hubo lugar para la innovación y las sorpresas.
Para empezar, la formación que acompañaba al catalán. En lugar de sus músicos habituales, Ramón salió al escenario acompañado de Maga, pero sin que el concierto fuera una combinación de temas de The New Raemon y de la banda sevillana, como ya nos regalaran en su día en una gira de acústicos.
A partir de ahí, una perfecta alternancia de canciones de sus cuatro discos, haciendo hueco, nada más empezar, a una versión más roquera que de costumbre de una versión previa de una canción de la Nueva Vulcano, la siempre maravillosa "Te debo un baile", que en esta ocasión sirvió de aperitivo para el banquete musical que pudimos degustar los allí presentes. A continuación, tres de los mejores temas de su último trabajo, "Risas enlatadas", "Marathon man" y "La ofensa".
Y justo cuando todos empezábamos a pensar que estábamos ante una reedición del concierto de la Sala El Sol, bastante aligerada de instrumentos, Rodríguez nos dejó con la boca abierta encadenando tres de sus grandes himnos: "Saben aquel que diu", "Sucedáneos" y "Por tradición". El momento sensiblero había llegado y muchos nos alegramos de poder sacar los kleenex.
A continuación, "El refugio de Superman" y su oda a la masturbación sirvió de enlace para regresar al presente más inmediato con "Galatea".
Después, un momento para "Libre asociación", ese disco, que como bien dijo su autor, al principio no gustó a nadie, pero que, un año después de su publicación, la gente comenzó a apreciar. En concreto, "Lo bello y lo bestia", "Kill Raemon" y "Soñar la muerte".
Y del tercer disco, saltamos al primero para disfrutar de "El fin de la resistencia" con auténticas palmas sureñas y de la que su autor considera como su mejor canción, "El fin del imperio".
Nueva vuelta al tercer disco con "Verdugo" antes de la rareza que supone escuchar en directo ese supuesto plagio del “Wicked Game” de Chris Isaak, titulada "Elena-na", gracias a una petición en Twitter, ambas con Ramón solo ante el peligro, acústica y voz y los pelos como escarpias.
Aunque para vello erizado, la, muy a su pesar, auténtica obra maestra de este catalán, la siempre inconmensurable "Tú, Garfunkel".
Seguida de otro clásico, "La cafetera" y de una potentísima "Consciente hiperconsciente", antes de acabar con dos temas de Maga, "Astrolabios" y "Diecinueve".
En definitiva, un repertorio perfectamente equilibrado, un gran sonido y unos músicos sorprendentemente empastados. Justo lo que necesitaba para recordar que no es bueno perderse un concierto de este hombre.