Esta semana no iré a ningún concierto y no por falta de ellos, sino por otro tipo de circunstancias e impedimentos que no vienen al caso. Lo cierto es que es una gran semana musical. Está el concierto de hoy de Lidia Guevara en el Búho Real, el de The New Raemon del sábado en la Sala Salamandra de Hospitalet o el de Vetusta Morla en Londres; pero si hay uno que realmente lamento perderme es el de Havalina este sábado en la Sala Monasterio de Barcelona. En primer lugar, porque Havalina es carne de directo, por muy bien que suenen sus cds. En segundo lugar, porque el único concierto del que he disfrutado en la Sala Monasterio fue en acústico y me muero de ganas de poder juzgar su acústica con un buen enchufado. Y, en tercer lugar, porque es uno de los grupos que más me gustan y a los que menos he visto en directo, siempre por circunstancias ajenas a mi voluntad, como si el universo conspirara en contra de nuestro idilio musical. Así que, si estáis en Barcelona pasado mañana y aún no tenéis plan, no lo dudéis, id a ver a Manuel Cabezalí y sus dos secuaces. No os defraudarán. Aunque parezca imposible, en directo suenan mucho mejor.
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