Hace ya tiempo que me rondaba la cabeza la idea de crear un blog musical. Por supuesto, quería inaugurarlo con algo especial y, por descontado, he tenido múltiples ocasiones para crearlo. No obstante he ido postergando el momento y, aunque puede que no tenga mucho sentido hablar de algo que ocurrió hace ya casi tres semanas, no se me ocurre mejor manera que estrenar estas líneas que rememorando lo que ocurrió en la Joy Eslava entre los días 1 y 4 de febrero de 2012, más concretamente, el día 2.
Los de Loja habían organizado 4 conciertos que, a priori, prometían ser inolvidables. 4 días seguidos en la sala madrileña Joy Eslava para tocar de principio a fin y por riguroso orden sus cuatro discos.
Por motivos completamente ajenos a mi voluntad (el trabajo y esas cosas que se hacen para comer tienen este tipo de daños colaterales), no pude asistir al primero de ellos, a pesar de tener el abono para esos fantásticos 4 días. Sí, me perdí "Viaje de estudios", "Tokio ya no nos quiere", "Mujer esponja", "De superhéroes", "Canadá", "Ham'a'cuckoo"... y ni quiero pensar en lo que pudo sonar en los bises; pero el segundo día del maratón Meyers, ahí estaba yo y, como diría Enrique Iglesias, fue casi una experiencia religiosa.
Que Lori Meyers tiene uno de los mejores directos de este país es algo tan notorio y palmario que no merece la pena insistir en ello, pero es que cuando yo los descubrí ya iban por "Cronólanea" y, por lo tanto, era en este disco en el que más se centraban en los conciertos. Obviamente, ya había disfrutado en otras ocasiones del directo de temazos como "Dilema", "El gallo ventrílocuo", "Sus nuevos zapatos", "La pequeña muerte"...pero había tantos otros que nunca había visto sobre un escenario... y, creedme, en directo suenan mucho mejor y si no juzgad por vosotros mismos.
Unas veces solos, otras con colaboraciones tan estelares como la de Iván Ferreiro, estos granadinos fueron desgranando poco a poco la edición roja de este "Hostal Pimodán" que albergaba a un montón de fans incondicionales del grupo con cara de éxtasis elevado al cubo.
Vestidos como antaño y con unas cuantas copas de más en las venas, nos transportaron hasta casi sus comienzos musicales y llenaron la Joy de canciones que, a pesar de no salir con demasiada frecuencia del cajón de los recuerdos, poco tienen de obsoletas u oxidadas.
Si nunca he podido quedarme con un solo tema, mucho menos fui capaz de hacerlo ese día y es que un momentazo era seguido por otro momentazo más grande aún, mientras la nostalgia se instalaba en los corazones de sus seguidores más antiguos.
También colaboró con los Lori el gran Guille Mostaza que, leyendo la letra de "Sus nuevos zapatos" en su antebrazo izquierdo, nos regaló uno de los momentos más hilarantes de la noche.
Todo ello para concluir con la canción favorita de Julio Ruiz, un perfecto primer final de fiesta, si no fuera porque, afortunadamente, aún quedaba más, mucho más.
Concretamente, el segundo CD de la edición roja del Hostal, que incluía la colaboración de Chino y Jaime de Supersubmarina.
Y, después, un par de rarezas que jamás creí que llegaría a escuchar en directo y por las que, sólo por ellas, ya habría pagado al menos la mitad del precio de mi abono (y eso que no era precisamente barato).
Y, para concluir, la gran sorpresa, el secreto a voces que las redes sociales se encargaron de difundir desde el primer día, un tema de cada uno de los otros CDs del grupo, lo que me brindó la fantástica oportunidad de escuchar en directo la siempre imprescindible "Mujer esponja" que me había perdido el día anterior.
A continuación sonó "Funcionará" de "Cronolánea" y una versión de "¿A-ha han vuelto?" a ritmo de bossa nova que te obligaba a mover las caderas en contra de tu voluntad.
En definitiva, un conciertazo de principio a fin y es que el Hostal y sus aledaños suena aún mejor en directo.
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